LA HIPERINFLACIÓN ALEMANA Y EL ASCENSO DE HITLER

Una vez acabada la II G.M, vemos como el Tratado de Versalles estableció que Alemania tenía que responder a las imposiciones de los aliados tales como fuertes sanciones, pérdidas territoriales, reparaciones de daños causados... Francia quería conseguir la protección frente a Alemania y obtener una compensación importante. Gran Bretaña pensaba que el rejuvenecimiento de la industria alemana constituiría una amenaza para su economía.


El Gobierno alemán no disponía del oro y las divisas extranjeras necesarias, por lo que la república de Weimar inició su vida económica bajo los peores presagios. El hundimiento definitivo de la economía alemana se produjo en 1923, durante la ocupación del Ruhr por los franceses y los belgas con el pretexto de haberse incumplido el pago de las reparaciones. Como consecuencia se produce un incremento continuado en el nivel general de precios. La inflación posbélica en Alemania se debió fundamentalmente a la negativa gubernamental para equilibrar su presupuesto.

Las reparaciones de guerra crearon un déficit público en el gobierno alemán que provocaron una emisión de billetes para pagar la deuda, se produce entonces el efecto crowding-out (efecto expulsión) cuando las empresas privadas reducen su capacidad de inversión por el déficit. Todo ello llevó a una subida de precios o hiperinflación que derivó en un aumento de los salarios que requería la población, y a su vez los empresarios aumentaron los precios porque les costaba más producir. Además disminuyó el ahorro y aumentó la demanda monetaria por la reducción del valor de la moneda. Con todo ellos disminuyeron los ingresos tributarios, creando todavía más déficit. Por otro lado, también creó un déficit en la balanza de pagos que disminuyó el valor de la moneda y aumentó el precio de las importaciones, con lo que aumentó la demanda de productos nacionales y el precio de las importaciones provocó más hiperinflación. Esta depreciación de la moneda provoca a su vez la exportación de capitales y por tanto se agrava el déficit de la balanza. 

La hiperinflación produjo ganadores y perdedores entre las clases medias. Esto dividió el voto de las clases medias alemanas en distintas opciones ideológicas. Tras el crack de 1929 los bancos norteamericanos que estaban anunciando la recuperación alemana bajo el los planes Dawes y Young, decidieron repatriar sus fondos. Esto supuso salidas masivas de oro de Alemania y otros países de Europa con destino EEUU y Francia. Las razones de la elevadísima deuda externa alemana estaban claras: las indemnizaciones y los préstamos estadounidenses para pagarlas. Los precios cayeron en Alemania un 23% entre 1929 y 1933 y los salarios cerca de un 30%, quedando el país al borde de la guerra civil. La crisis económica afectó prácticamente a todas las capas sociales alemanas. Hitler prometió estabilizar los precios y acabar con el desempleo, lo cual atrajo a un amplio porcentaje de la población. En la segunda vuelta de las elecciones de 1932, Hindenburg obtuvo el 53% de los votos y Hitler casi el 37%. En 1933 el presidente Hindenburg nombró canciller a Hitler, posteriormente en marzo, Hitler ganó las elecciones parlamentarias con el 44%. La muerte de Hindeburg, posibilitó que Hitler asumiera la presidencia y la cancillería el 2 de agosto.